Autismo, discapacidad intelectual y el estado de alarma

Autismo, discapacidad intelectual y el estado de alarma

Desde hoy los españoles tendrán prohibido circular por la calle salvo en situaciones excepcionales. Esta es una medida razonable, esperable y esperada para contener la tasa de contagios por covid19 y así proteger a la parte de población más vulnerable y garantizar el correcto funcionamiento de nuestros servicios de salud.

Se están despertando oleadas de cariño y agradecimiento hacia la parte de la población que está contribuyendo de forma más activa a sacarnos de esta crisis, como los sanitarios o las personas que están garantizando el abastecimiento o la organización de los cuidados. Y estamos dedicando nuestros pensamientos y solidaridad a las personas que lo van a tener más difícil las semanas, quizás meses, que vienen, como aquellas que trabajan por cuenta propia y PyMES que dan atención directa al público.

Pero es importante que pensemos también en una parte de la población que puede resentirse también mucho a causa del aislamiento forzoso. Son las personas con autismo y/o discapacidades intelectuales graves.

Estas personas pueden tener importantes dificultades para entender el sentido del aislamiento, el cambio de las rutinas y la nueva forma de vida que se les exige. Lo cual puede incrementar significativamente sus niveles de ansiedad, nerviosismo y agitación. Estos días se han ido desarrollando y compartiendo materiales para explicarles en qué consiste el coronavirus y las medidas de prevención y propuestas de actividades para realizar en casa. Pero hay personas que no entenderán estas explicaciones, porque su vida y su entendimiento está en el plano concreto, en el hacer y en el sentir.

Otras quizás sí entiendan las explicaciones e incluso pongan toda su buena voluntad para cumplir las indicaciones, pero su cuerpo y su mente necesitan cierta cantidad de ejercicio físico o el cambio de contexto para funcionar correctamente.

Otras tienen enormes dificultades para dormir y necesitan mantener cierto nivel de actividad física para mantener en orden sus ritmos circadianos.

También hay otras a las que les encanta estar en casa. Y pensaréis, ¡qué suerte, lo tienen hecho! Pues bien, si estas personas permanecen en aislamiento en sus casas 15 días o lo que dure el estado de alarma, luego encontrarán enormes dificultades para volver a la rutina de asistir a sus centros educativos, a sus centros de trabajo, a sus actividades deportivas y de ocio, etc.

Todas estas circunstancias pueden generar graves alteraciones emocionales y conductuales en el corto y en el medio plazo. Algunas personas con autismo y/o discapacidades intelectuales graves presentan necesidades invisibles pero no por eso menos importantes.

Las familias de personas con estas condiciones que puedan permanecer en casa en las mismas condiciones que el resto de la población, así lo harán por descontado, asumiendo la misma responsabilidad que el resto de ciudadanos. Ahora bien, en los casos en que mantener el aislamiento pueda tener graves consecuencias, animamos a los vecindarios y los responsables de velar por el cumplimiento del estado de alarma a reconocer esta situación excepcional. Favorezcamos que esta parte de la población, muy pequeña por cierto, pueda acceder a momentos de movimiento y actividad física al aire libre. Por supuesto, siempre garantizando las óptimas medidas de higiene, evitando al máximo las interacciones y volviendo a casa lo antes posible.

Su situación también es excepcional.

Ánimo, fuerza, empatía y paciencia para todos.

Julia Robles
Psicóloga – Directora de HoDARI